Cuando tenemos niños pequeños, una de las tareas diarias es vestirlos. Hay prendas que parecen haber sido diseñadas por el enemigo.
A los nenes chiquitos los vestimos los papás y en general, más de una vez por día. En esta tarea, muchas veces ardua, he descubierto que hay prendas que solo admiten dos tipos de diseñadores: los que nunca han estado ni cerca de un niño y los que odiaban a su madre y encontraron en el diseño de indumentaria infantil un modo efectivo de vengarse.
Va mi lista:
- Zapatillas para nenes chiquitos que llevan cordones: Nuestra espalda está en condiciones de contar la cantidad de veces que nos agachamos por hora, por día, por mes y por año, hasta que aprenden a hacerlo solitos. Larga vida al velcro.
- Prendas con muchos botones: ¿Qué necesidad? Calculen el tiempo que pasan prendiendo botones y van a encontrar el tiempo que les falta para ir a hacerse las manos, los pies y el baño de keratina.
- Cuellos cerrados: La pelea cuerpo a cuerpo para que pase la cabeza no es para cobardes. El niño se queja, el progenitor hace fuerza y las orejas quedan rojas como daño coletaral de esta batalla sin cuartel.
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